domingo, abril 15, 2007

No sabía que el cuerpo humano pudiera hacer eso

Esta es una historia de delirio y perdición, oh lector(a). Te pido que te abstengas de leer mientras puedas. Huye, busca la página de los hamsters bailadores o algo similar.


¿No?
¿Interesado(a) todavía?



Bien... empecemos.


Resulta que después de media hora de haber comido un recalentado de rechupete, un pedazote de carne que mi madre preparó ayer, tan delicioso y suculento que no pude mas que sentarme un rato a digerir y a dormitar, me vi con la necesidad de un trago de agua que hiciera que mi esófago se refrescara y que la comida deglutida se viera acompañada.

Viéndome con la flojera de ir a lavar un vaso - mi cocina estaba llena de platos sucios en ese segmento de la historia- decidí ver qué tenía alrededor. Había una botella de agua por mi mesa-escritorio. Es parte de mi rutina diaria: cada día de escuela voy a la tienda de la esquina y compro un bote con agua deliciosamente fría que me llevo al trabajo. Muchas veces no me acabo los contenidos y terminan los botes medio llenos en mi casa, como un claro recordatorio de que debo comprar un termo mejor.

Volviendo a la historia, decidí que tomar dicho bote era propicio, así que mientras me sentaba para leer unas tareas -ineptos del mal- estiré el brazo y alcancé la botella. Ni siquiera quité los ojos de la pantalla mientras la desenroscaba y me acercaba el pico a la boca. Trago. Y entonces comprendí que había cometido el más grave error posible.

No entiendo cómo fue que algo así me pasó a mí. No sabía que el agua pudiera pudrirse y seguirse viendo transparente. La inmundicia ya había llegado al estómago para el momento en que las papilas gustativas comenzaron a gritar desesperadas. Espero que no experimentes nunca, oh lector (a), dicho sabor.

Los movimientos peristálticos comenzaron inmediatamente. Mi estómago quería expulsar el agua a como diera lugar, de eso no quedaba duda. Así fue como sentí pequeños borbotones de agua volver a la boca. No sé si alguna vez les haya pasado que cuando se quiere vomitar y no hay un lugar propicio cerca uno puede mantener brevemente el vómito confinado en boca cerrada mientras llega a un lavabo o retrete.

Como quisiera decir que eso fue lo que pasó. Que llegué al retrete y todo terminó en felicidad. Pero no fue así.

Alcancé a voltear mi rostro, mi computadora se salvó por un milisegundo. El chorro de agua -sí, chorro, a pesar de solamente haber tomado un trago grande- salió expulsado con una velocidad tal que llegó al metro y medio de distancia. No sabía qué hacer. Me tapaba la boca porque seguía el estómago en histeria pura. Hasta ahora el agua había salido sin nada de comida. Alcancé a llegar al lavabo donde un nuevo borbotón salió.

Solamente agua clara. Clara y podrida.

Hasta este momento no me explicó cómo fue que el estómago supo que tenía qué quedarse con la carne para digerirla y expulsar el agua putrefacta del mal.

Misterios del cuerpo humano.




4 comentarios:

la vieja diabla dijo...

ew. tu y tus exorcismos.

cuenta el de la mosca!!!

Oxte! dijo...

agua podrida? CHALEEEE LIMPIA YAAAAA
:p

vealtk

Estela dijo...

Pero bien que lo leyeron hasta el final. Suxias.

Ya tiré a la basura todos los botes de agua. Snif snif.

Mi casa es un chiquero, nomás termine esto, me dedicaré a limpiarla bien.

Estela dijo...

Ya ni me acuerdo bien a qué sabía. Solamente la sensación que provocó en mi cuerpo.

¡Fue horrible!