En las pláticas que sostengo con mis amigos, las experiencias que viven mis alumnos forman parte constante de la temática de la conversación. Las anécdotas se vuelven parte deliciosa de las veladas, ya que mis alumnos nunca dejan de asombrarnos con sus ocurrencias. Sin embargo, cuando hablo de ellos lo hago de manera genérica, sin distinguir características especiales ya que por lo general son cuestiones que se dan en una sola ocasión.
Este semestre inició la preparatoria un muchacho que a pesar de tener solamente quince años, su apariencia es de un joven mucho mayor (como de 18-20 años), pertenece al equipo representativo de futbol americano y es todo un magneto de chicas que todavía no saben distinguir lo que es bueno.
Su apodo tiene origen en el primer examen parcial que presentaron. Una de las secciones consistía en corregir vicios del lenguaje... y él terminó por escribir:
"Este shorto no me gusta, prefiero el pantalón azul."
En vez de cambiar short por bermudas o pantaloncillos cortos, al ignaro se le ocurrió tal acto de barbarismo visto solamente en las películas donde los gringos tratan de hablar español agregando vocales a palabras en inglés.
A partir de esto, Shorto tuvo una nutrida carrera delictiva en la que participó en plagios, invención de tareas con datos falsos, peleas de escupitajos en el salón, presentaciones desastrosas y frases célebres que circulaban con gran éxito entre mis amistades.
Sí, sin que el Shorto se de cuenta de ello, es un digno vocero de la generación whatever y parte importante del declive de la civilización occidental tal como la conocemos.
La ignorancia avanza tres lugares.
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