...y yo sin escribir en el blog.
La verdad esto de las vacaciones lo estaba tomando muy en serio. Han sido reparadoras y confortantes. En las fiestas, anduvimos de pelotitas de ping pong rebotando entre Michael German City y la ciudá, tratando de cumplir con las dos familias. Es cansado, pero mientras se pueda hacer vale la pena.
Esta navidad fue un tanto triste, mi hermana Cris y su familia se fueron a Canadá a vivir desde agosto y los extraño un chorrotal. Pero lo bueno es que en vacaciones, lo más probable es que vayamos (si ellos no son los que vienen de visita) y conozcamos su nuevo terruño.
Y los días se pasan cargados de nostalgia. Algia significa dolor. Dolor del pasado, dolor del recuerdo. No es un dolor fuerte, sino más bien de ése que se queda en el background. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Me sorprendió darme cuenta de cómo pasa el tiempo y cambian las costumbres. Cuando era niña y la nietiza era considerablemente menor, en casa de mis abuelos hacían intercambio de regalos, cantábamos villancicos navideños (con todo y campanitas), jugábamos una vez que se despejaba la sala y en algunas ocasiones hasta mis abuelitos le entraban a los juegos. Éramos otros. Era una época en que toda la familia cabía en dos mesas largas y una mesa de niños. La mayoría de mis tíos eran solteros y rondando los finales de la adolescencia y los veintitantos. Y mi tío sacaba la guitarra o tocaba el piano y la música navideña todo lo inundaba.
Eso fue antes de la operación de mi abuelita y del infarto de mi abuelito, ya no tienen la misma energía de antes. El tiempo pasa y la familia crece y cómo metes a 51 personas (menos 4 en Canadá :'( )en una casa para la cena navideña mientras que los pequeños se han vuelto terroristas miniatura -en mis tiempos nos traían cortitas- y cada quién se aisla en grupos donde pueda caber y platicar y convivir y entenderse, sin mucha gritadera.
Ya no quedan tiempo para los villancicos y los juegos. Ya no hay dinero para tanto intercambio, la vida es dura. Y a pesar de que hay mucho mucho amor, la navidad ha dejado de ser como en la infancia.
Pero de repente las risas, los abrazos, el verlos a todos reunidos -y apretados ahí- hace que no sea tan frío el invierno y que los recuerdos no duelan tanto. Nos renovamos.
Ahora, que en casa de Fitzo la navidad es menos complicada. Somos muchos menos, pero el calor de hogar es muy similar. Piden posada -algo alienígena para mí- y reparten confites. Hay intercambio y muchas risas. Los sobrinillos son encantadores -locos- , y a pesar que hay lugares vacíos en la mesa el legado de los ausentes está en las personas que dejaron ahí. Siguen presentes a través del amor de los que quedan.
Mis dos familias.
Quisiera tener más tiempo y la habilidad de la teletransportación, porque me faltaron también muchas personas que a pesar de no tener un parentesco directo, también son mi familia y los quiero un chorrotal. Y me hubiera gustado estar con todos ellos en estas fechas.
En fin, este año empezó. Espero que esté lleno de amor y sonrisas, para todos ustedes. Y si tienen que llorar o sufrir, que sea sufrimiento del rico, del que después rebotamos para salir más fuertes y sabios.
La verdad esto de las vacaciones lo estaba tomando muy en serio. Han sido reparadoras y confortantes. En las fiestas, anduvimos de pelotitas de ping pong rebotando entre Michael German City y la ciudá, tratando de cumplir con las dos familias. Es cansado, pero mientras se pueda hacer vale la pena.
Esta navidad fue un tanto triste, mi hermana Cris y su familia se fueron a Canadá a vivir desde agosto y los extraño un chorrotal. Pero lo bueno es que en vacaciones, lo más probable es que vayamos (si ellos no son los que vienen de visita) y conozcamos su nuevo terruño.
Y los días se pasan cargados de nostalgia. Algia significa dolor. Dolor del pasado, dolor del recuerdo. No es un dolor fuerte, sino más bien de ése que se queda en el background. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Me sorprendió darme cuenta de cómo pasa el tiempo y cambian las costumbres. Cuando era niña y la nietiza era considerablemente menor, en casa de mis abuelos hacían intercambio de regalos, cantábamos villancicos navideños (con todo y campanitas), jugábamos una vez que se despejaba la sala y en algunas ocasiones hasta mis abuelitos le entraban a los juegos. Éramos otros. Era una época en que toda la familia cabía en dos mesas largas y una mesa de niños. La mayoría de mis tíos eran solteros y rondando los finales de la adolescencia y los veintitantos. Y mi tío sacaba la guitarra o tocaba el piano y la música navideña todo lo inundaba.
Eso fue antes de la operación de mi abuelita y del infarto de mi abuelito, ya no tienen la misma energía de antes. El tiempo pasa y la familia crece y cómo metes a 51 personas (menos 4 en Canadá :'( )en una casa para la cena navideña mientras que los pequeños se han vuelto terroristas miniatura -en mis tiempos nos traían cortitas- y cada quién se aisla en grupos donde pueda caber y platicar y convivir y entenderse, sin mucha gritadera.
Ya no quedan tiempo para los villancicos y los juegos. Ya no hay dinero para tanto intercambio, la vida es dura. Y a pesar de que hay mucho mucho amor, la navidad ha dejado de ser como en la infancia.
Pero de repente las risas, los abrazos, el verlos a todos reunidos -y apretados ahí- hace que no sea tan frío el invierno y que los recuerdos no duelan tanto. Nos renovamos.
Ahora, que en casa de Fitzo la navidad es menos complicada. Somos muchos menos, pero el calor de hogar es muy similar. Piden posada -algo alienígena para mí- y reparten confites. Hay intercambio y muchas risas. Los sobrinillos son encantadores -locos- , y a pesar que hay lugares vacíos en la mesa el legado de los ausentes está en las personas que dejaron ahí. Siguen presentes a través del amor de los que quedan.
Mis dos familias.
Quisiera tener más tiempo y la habilidad de la teletransportación, porque me faltaron también muchas personas que a pesar de no tener un parentesco directo, también son mi familia y los quiero un chorrotal. Y me hubiera gustado estar con todos ellos en estas fechas.
En fin, este año empezó. Espero que esté lleno de amor y sonrisas, para todos ustedes. Y si tienen que llorar o sufrir, que sea sufrimiento del rico, del que después rebotamos para salir más fuertes y sabios.
Que sea un año de esos, un año sin altibajos, un año tranquilo, un año pacífico, un año cómodo y feliz.
1 comentario:
arriba 2008
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