Diez cosas que me encantaron de Disney World -Parte 1

En fin, ya me lo habían demandado la Caro y la Edith, así que me puse a pensar en cómo les iba a contar del viaje que hicimos Fitz y yo a Disneymundo este diciembre pasado. Tenía en mi mente una lista de momentos WTF (me doy vergüenza y voy a tratar de usar menos dicho acrónimo). Pero siento que me quedaría corta si solamente hablara de lo raro y no mencionara todo lo que me gustó del viaje. Así que estoy pensando en dos listas, igual y tres, nada más para complacerles. Es más, en conteo regresivo para que sea de emoción.
Empiezo con lo bonito y positivo. Ajem ajem. Ah y por cierto, como está largo, lo parto en varios pedazotes.

Las Diez cosas que me encantaron de Disney World
Primera Parte

10. Ambiente Navideño. Dado que fuimos la semana anterior a Navidad, los parques estaban adornados acorde, la música era la apropiada y por las noches nos tocaba nieve artificial. Navidad es una época comercial, lo sé, sin embargo, ahí, donde todo es bonito, las botargas están limpias y con sus bufandas, la música es agradable, los pinitos magníficos, revives la versión infantil idealizada de lo que es navidad. Recuerdo que nos tocó un espectáculo nocturno en Epcot, donde el Doogie Howser era el narrador invitado y tenían un coro con unas cien personas con velitas y cantaban villancicos. Y Estela que lloraba porque empezaron a cantar O Holy Night, que es su favorito porque su abuelito lo canta todas las cenas de Nochebuena. O cuando en MGM tenían una parte en que era un estudio al aire libre de calles de Nueva York cubiertas de luces, que en las noches tenían un espectáculo sincronizado donde las miles y miles de luces danzaban a la par de la música que se ponía. Era bello.

9. Arquitectura. Todos los parques se veían hermosos. Los edificios estaban de tal manera que te perdías en la fantasía de la sección. Ya fuera en las secciones de África y Asia de Animal Kingdom, o en el set de zacate de Querida, encogí a los niños y el Hollywood cuarentero de MGM, o en Magic Kingom y el castillote de la Cenicienta. La verdad que lo que más me gustó en este aspecto fue el World Showcase en Epcot. Era increíble la sensación de cambiar de país. Una pagoda en Japón, una pirámide en México, calles de Londres, una plaza con fuente en Italia y cosas así. Me sentía como niña, caminando asombrada. La verdad es que soy muy rancherota. No he viajado ni visto porque siempre estuvimos muy apretados de dinero. Pero ahí, ahí me sentí un poco menos rancherota.

8. Juegos. En sí, los juegos no son tan salvajes. Son juegos hechos para toda la familia y con un detalle a la arquitectura tan increíble, porque buscan recrear cierto feeling, Dos sobresalen en mi memoria como los mejores.

8.1 Hotel del Terror (Estudios MGM): Pues resulta que este juego es un capítulo de la Dimensión Desconocida. Te meten a un edificio enorme que según esto, en los cuarenta era el hotel de más lujo en Hollywood y en una noche de tormenta eléctrica las personas que iban en el elevador recibieron una descarga y desaparecieron, se volvieron fantasmas. Todo el hotel está decorado con telarañas y pasas por la recepción y varios lugares del edificio. El caso es que te meten al elevador en cuestión, que se mueve a una posición en donde te suben y te dejan caer rápidamente varias veces. A lo mejor ustedes no lo saben pero yo le tengo miedo a las alturas. La sensación de caída libre realmente me pone nerviosa. Pero ahí iba la Estela. Y que me toca la fila de atrás y en medio, o sea, el pasillo, no había nadie delante de mí. Esto causó un efecto interesante, verán, antes de precipitarnos en caída libre, no me agarré del barandal, por lo que al caer me solté y me elevé con la magia de la física, mis piernas se levantaron, me despegué del asiento sostenida solamente por el cinturón de seguridad. Nunca me sentí más viva y más cercana a la muerte. Weeeeeee.

8.2 Everest (Animal Kingdom): Una de las características distintivas del parque es que tienen una réplica de la susodicha montaña. En serio, tienen una montaña dentro del parque. Es impresionante y cuando te vas a la parte de Asia, para verla mejor, te das cuenta que de ella entra y sale un carrito con gente gritando. Y como ovejas al matadero, ahí vamos. En el camino y las chozas empiezas a ver altares con ofrendas al Yeti y cosas escritas en otro idioma advirtiendo de algo. Te acercas a la montaña y llegas a unas oficinas de una compañía que ofrece escalar el Everest. Y entre los recovecos, llegas a los carritos y te advierten del Yeti. Empieza la aventura, oscuridad total, caminos sin salida, rugidos extraños, hasta que terminas en una cueva con un impresionante Yeti animatrónico de tres o cuatro metros que te trata de agarrar mientras te haces pipí en los calzones.

Menciones honoríficas: La montaña rusa de Aerosmith, Test Track, Space Mountain.