La regla del tres

Hace unos instantes, Cabrolina puso en su iracundo blog -con todo cariño- una entrada en donde habla del karma y los efectos en ella. Menciona lo que popularmente se conoce como karma: lo que hagas se te regresará tres veces. Yo le puse la regla del tres porque francamente no sé cómo se denomina esta filosofía. Entre sus comentarios sobre la vida y el karma, Caro hace una alusión a algo que le platiqué y aquí explico:

Caro dice:
(...) algo debo haber hecho muy mal, porque como dijo un buen sabio: cuando uno hace cosas buenas se le regresan al triple, ¿verdad que sí estela?

La verdad es que se trata de una anécdota interesante que demuestra lo mucho que necesito tomar de nuevo los cursos de sensibilización a las necesidades del adolescente (marca registrada). Una alumna llega a pedir asesoría toda preocupada porque su calificación ha sido baja (setentas, apenitas al ochenta) y está preocupada porque en secundaria era alumna modelo y de cienes. Inicia todo normal, empiezo a explicar lo que me pregunta y entonces así de repente me dice que ojalá la saquen de la prepa que ya está harta de este ambiente de sangrones.

Y que se abren las compuertas, inicia un torrente de lágrimas que acompaña su dilema: que está obesa (de 70 kilos, la envidia me corroe), que nadie le pone atención y que sus amigas la terminan por ignorar a pesar de que les pone toda la atención del mundo. Los hombres -ja! enanos lampiños de quince años- no dejan de ponerle gorro y de burlarse de sus orejas y ponerle apodos. Que una de sus mejores amigas se puso de acuerdo con los hombreslight para hacerle una broma cruel en la que termina otra vez moqueando y llorando y sin disculpas por parte de la supuesta amiga. Todo este sufrir ante mí y me paralizo porque estoy siendo empática a mis experiencias de prepa (aunque a mí no me fue tan mal, la sensación de estar solo es universal). A final de cuentas me dice: "Debo ser buena y la vida me va a regresar tres veces lo que he hecho. A final de cuentas voy a ser feliz".

Y zas. Algo en mí se rompió. Le digo: la vida no funciona así, la vida es cruel, la vida es difícil y más esta etapa que vives. La realidad es que la regla de tres no es cierta, la gente mala a veces es premiada y la gente buena no. No hay un estado eterno de felicidad, todos son momentos que vas construyendo y tienes que saber aprovechar. Tómalo de mi experiencia, sufrí mucho como tú en prepa, no me sentía parte de nada, porque es la experiencia humana de la adolescencia. Que luego encuentras algo con lo que te identificas y encuentras personas -a veces pocas- con las que puedes compartir la soledad. Pero en realidad nosotros construimos nuestra felicidad y no depende de una ley kármica.

Ya después reaccioné, de veras que estoy bruta, me van a correr. Esto no es lo que se les dice a los adolescentoides, se les dice que la vida es bonita que todo se va a solucionar y que sí es cierto, uno debe ser bueno para que se le regrese lo bueno. Porque lo que dije es el resultado del viaje, es el resultado la vida, de pasar la etapa, no es algo que se transmita, es algo que se aprende.

En fin, lo bueno es que al parecer no se ha suicidado porque hoy fue a examen final. Wuju.
Y esa es la razón por la que Caro me menciona en su blog. Ya saben, cuando tengan adolescentes que quieran traumar, mándenlos conmigo.