Fuimos a ver la película Aimée y yo. Resulta interesante que incorporaran varias cuestiones socioculturales que recordaba de mis clases de Textos Clásicos. Pero en sí, el factor debilitante de la película no fue el acento falso de la Jolie, ni las imprecisiones estructurales (flashbacks) u hombres que me hacen sentir masculina. Fue el güero oxigenado del Colin Farrell.
Oh cielos.
Lloraba el Alejandro porque le mataban a X , venía la escena dramática del "general hablando frente a las tropas sobre la libertad y su lugar en la historia, blah blah" marca registrada por Braveheart, venían las escenas románticas y lo único que podía ver era la maldita mata de pelo falso. Me pasé media película riéndome de ella y de las cejas negras pobladas del irlandés éste.
Me pregunto si los olores del peróxido nublaron la vista del Oliver Stone y no se dio cuenta de que no. Nomás no. Hubieran consultado a los de Clairol o algo así.
Pero en fin. Interesante película. Se las recomiendo. Pero tengan cuidado del poder del pelo.
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